lunes, 21 de diciembre de 2009

HOGUERAS DE SAN JUAN - A CORUÑA


El mes de San Juan es diferente en A Coruña. A finales de mayo, cada año, dan comienzo las actividades que conforman el programa de HOGUERAS; un conglomerado de actos culturales, sociales, deportivos y populares que alcanzan su punto álgido con la celebración de “a Noite da Queima”, en la noche del 23 de junio.

La mañana del 23 de junio amanece, en La Coruña, distinta al resto de los días. Poco a poco comienzan a descubrirse esas claves que encierra en sí todo el entramado festivo. Desde muy temprano, bandas de música; de cornetas y tambores; grupos folclóricos y los Gigantes y Cabezudos, recorren las calles pregonando la fiesta. A media mañana, la Meiga Mayor, la Meiga Mayor Infantil y sus respectivas Meigas de Honor desfilan, en una comitiva colorista, formando una estampa evocadora de otra época, por las principales calles de la ciudad hasta la parte antigua para tributar su homenaje anual a San Juan, a Nuestra Señora del Rosario, Patrona de la ciudad y a la heroína María Pita.

Por la tarde, la ciudad se viste de fiesta y de nuevo las Bandas y los grupos folclóricos se adueñan de calles y plazas, calentando el ambiente para la noche que ya se avecina.

El atardecer comienza a inundarse con el peculiar olor a sardina asada.

Falta poco ya para las doce, la hora mágica por antonomasia. Las pequeñas hogueras de la playa comienzan a encenderse una a una; pronto los dos grandes arenales formarán una especie de rosario ígneo que reflejará sus llamas en las tranquilas aguas de la ensenada coruñesa. Junto a ellas, otras de mayor envergadura iniciarán su cremación en la zona de Monte Alto y el Matadero. Será entonces cuando la ciudad entera, volcada hacía su mar, entone una especie de sinfonía en fuego mayor.

No será difícil, en ese instante, ver a más de uno cumplir el rito purificador del baño de las nueve olas en las calmadas aguas de Riazor, otro de los tradicionales elementos en esta simpar celebración.

Las doce en punto. Miles de personas abarrotan la playa de Riazor. El fuego de las decenas de pequeñas hogueras se proyecta, iluminando la noche solsticial, confiriéndole un aspecto mágico, casi fantasmal. Una carcasa de fuegos artificiales disparados desde la Rotonda, visten de gala multicolor el cielo del recién estrenado verano coruñés.

El gran instante ha llegado.

La Meiga Mayor y la Meiga Mayor Infantil prenden fuego a la Hoguera que, en pocos minutos, es pasto de las llamas purificadoras. El rito anual del culto al fuego se ha cumplido.

A partir de aquí, la fiesta se vive en la calle con la gran verbena de San Juan; en la playa donde los más jóvenes continúan hasta el amanecer, quizás con el fin de ver “bailar el sol” o simplemente para dar cumplida cuenta de otros ritos, relacionados con la fecundidad, propios de esta Noche; en los múltiples pubs y cafeterías del Paseo Marítimo y alrededores, que se convierten en obligado punto de cita para aquellos que desean prolongar la fiesta o en cualquier bosque o fraga, a la que se acude en busca del preciado arcano llamado “flor del agua” o, tal vez, con la pretensión de descubrir la fuente o cueva, en la que una hermosa “moura” guarda celosamente su gran tesoro y que tan solo puede ser vista en una Noche como esta.

Entretanto, en las calmadas aguas de Riazor y el Orzán, sirenas, nereidas y tritones, entonan su mágica sinfonía de fuego y agua.

Ha estallado, un año más, la Noche de San Juan coruñesa, la fiesta popular por excelencia.

El sueño de una noche de verano.

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